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lunes, 14 de noviembre de 2011

Sábado 12 de Noviembre de 2011


HIMNO A LA BAJEZA

“¡Oh, mi capitán, mi capitán! ¿Alma grande,
grande y viejo corazón, a pesar de todo!
¿Por qué ha de ser necesario que nadie
persiga a ese odiado pez? ¡Vámonos de aquí!
¡Huyamos de estas aguas mortales! ¡Vámonos a casa!”

Herman Melville, Moby Dick

Había tantas cosas contra qué rebelarse…
Estaba la familia, con su abrazo de animal
amamantando a sus cachorros.
Estaba el amor y sus múltiple delirios.
Estaba la ciega, la sorda honra
con que te condecoran:
Para no dejarte hablar,
para no dejar expresar en libertad
los restos de humanidad que aún
quedan en tu alma.

De tanto inclinar la cabeza,
de tanto besar manos en las fiestas,
de tanto masticar la misma cena fría
te vas rindiendo en la pereza.

¿Quién quiere morir en soledad,
desafiando su destino?

¿Quién quiere, en altamar,
romper en olas su corazón,
saltar abriéndose al viento
como un arpón brillando
bajo la luz del alba?

¡Piedad! ¡Piedad!
Gritaba el condenado sentado a la mesa.
Esta historia se repite ya demasiadas veces.
Este ángel no sabe que guarda en mí un cadáver.
Llueve otra vez esta tristeza
y, sin embargo,
vendo mi alma como un cobarde.


Ruy Henríquez
12 de noviembre de 2011

HIMNO A LA BAJEZA

“Creo en ti, alma mía.
Pero el otro que soy, no debe humillarse ante ti, ni tú debes
humillarte ante él” (León Felipe, en Canto a mí mismo)

En caminante, sobre el plisado de los hombres
te paseas en atuendo inelástico,
vas quebrando la romana de los justos,
manejas hábilmente las claves del desprecio.

En comenta de burla, atraviesas fronteras
te complaces de huestes de ignominia,
tu risa es terremoto en almas de mesura,
galopas a caballo de una febril codicia.

Ocupas cualquier hueco de almas abatidas,
feliz en carcelero, gozosa en salones de poder,
eres virtud de cierta picaresca tú, bajeza,
y escribes la crónica del ser y su sonrojo.

Ana Velasco
Taller: sábados 16h.

HIMNO A LA BAJEZA

Por sobre los muelles y las cadenas
se afila la bruma
encandilada mitad que llama a la sal,
memoria.

Esa luz que transita en la sangre,
que combate sobre el cristal,
el reflejo de la muerte.
El único oro que desgasta su vocablo al erguirse.

Apuntar a la lágrima de la primavera
con las uñas de la derrota,
huésped sin depósito de cifras,
desliz insoluble que no vuelve.

Bajar a los cielos hurgando las pertenencias,
el insensato precio que enajena la batalla última.

Sollozo y abismo,
inasible ala que desespera.


Clémence Loonis
Taller 17h


HIMNO A LA BAJEZA
Me atravesó con sus dos antílopes de terciopelo,
casi al borde del equilibrio,
de la ausencia disparada sobre la mesa,
de la letra que busca un destino bajo la boca.

Al borde de una lagrima huérfana de cauce
y de coherencia a la hora del desayuno,
levanto sus banderas,
como un faro que hubiera perdido el mar en sus bolsillos,
como una espina que hubiera puesto en venta su arrogancia,
como el deseo imposible de explicarme
que todo fue por el beso que no nos dimos esa mañana.

Hernán Kozak
Taller de los Sábados a las 17.00

HIMNO A LA BAJEZA

Grita la toga un instante de justicia
ante la contundente sentencia al oprimido.

¡Qué bella es la locura en manos de la ley!

Sueña el padre con sus códigos
escritos por ecuménicos oradores,
pero la venganza alza su brazo
cuando la burla desnuda la noche.

No llore señor juez
¿cuántas veces su aire de hombre poderoso
enmudeció a los que cometieron el error de enamorarse?
¿cuántos asesinos, gracias a su mano diestra,
comparten conmigo el desayuno?

La justicia pide libertad
no quiere más habitáculos de madera noble
simulando la última cena,
ni voces populares
que opinen sentencias en sus ratos libres.

La justicia, fustiga la carne del juez en la intimidad
porque Dios, que puso ojos en todas las manos
y creó memorias a punta de dedo,
sabe que el hombre ni siendo padre,
sienta jurisprudencia sobre sus demonios.

Magdalena Salamanca

LA META

Tratando de llegar a ningún lado,
me atormentan las musas violetas
que llegan en forma de disparo
para entrar, de una vez,
en mi vida.

Intentando encontrarte,
olvido el punto de salida,
la cálida fracción de tus encantos,
lo sutil que habita tu piel.

Me doy vuelta y no veo nada,
el pasado no existe
y el futuro nunca llega.

Ahí, en la meta,
todo es empezar...

Leandro Briscioli

HIMNO A LA BAJEZA

Daremos paso a la palabra ingenua.

Prostituiremos la expresión libre.

Aplazaremos nuestro deseo.

Tendremos una vida de prestado.

Antonia López

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