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lunes, 30 de abril de 2012

Sábado 28 de Abril de 2012




NO HE VISTO NADA

Si circularas por mis venas, mar adentro, descubrirías que,
en cada glóbulo, vive un demiurgo que succiona las palabras,
controlando su destino, más allá de nuestros huesos.

Haré como si no hubiera visto nada, pero, por debajo de estas pieles,
alguna inteligencia diminuta nos cambia de sintonía, agazapada entre las arterias,
mientras la ciudad huele a muerto y los jardines cubren
sus bocas subterráneas, ávidas de nueva sangre.

¿Se tornará violeta el fluido derramado, para engalanar los siglos,
antes de que caiga la última esperanza, ahogada entre sus propias perlas?

¡Silencio! Las perlas volverán a su reino y allí, los hombres se beberán el mar
para seguir caminando, como distraídos, repasando los bordes
de la silueta que dejaron sus huellas, en un triste pasado, que nunca duerme.

Paloma Benito


NO HE VISTO NADA

En el alboroto nadie me dijo que un agujero negro
se tragó la riqueza forjada, durante tres décadas, en la mina.

Que un sin provecho surcó los océanos para ponerles cintura.

Tampoco supe de la existencia de jardines frondosos
donde el dinero era sepultado en sacrificio del dios Acervo.

Me enamoré hasta los huesos
y la venda atravesaba cualquier acaecer.

Solo respiraba de su piel y sus caricias,
los botones de su pecho eran mis ventanas,
a tientas me deslicé por los días hasta escuchar
el silbido de una sirena y una apócope tomando brío.

Gritos en el aire atravesaban la ciudad,
la ceguera inflamaba los tejados cual plaga de gorgojos,
pedían testigos para denunciar a los videntes.

Tras unos labios la voz vacilante descendía
mientras a trozos se rajaba mi alma: “Yo no he visto nada”.

Ana Velasco
Taller: Sábados 16h.

NO HE VISTO NADA

… Pero hay cuerpos que no despiertan nunca;
son rocas insomnes tras el verdor de las aguas.

Otros cuerpos quedan alineados tras el olvido,
con los ojos cerrados orientados hacia el cielo.

No sé hacia qué cielo o infierno mirarán mis ojos.

Antonia López

TRABAJANDO EL DOBLE

Arribo a un puerto donde el bullicio
es el rey.

La sombra del mar embravecido
agita las velas
produciendo sonidos inquietantes.

La escalinata está repleta de personas
que descienden y saludan otras
desde la barandilla a rostros
con brazos agitándose.

El viaje terminó y nada termina hasta el fin.
Camino como si supiese dónde voy
como si mis pies conociesen su destino.

Una voz dice mi nombre y me abraza
con su cálida bienvenida.
Otra me saluda
y guarda las maletas en un coche.

¿Me abré equivocado otra vez
y no serán verdad ninguna de las versiones?

Caigo en un mar azul y esta vez el sol
baña mi cuerpo desnudo.

Cruz González Cardeñosa
Taller: Sábados 17:00 h

NO HE VISTO NADA

Se han acostado los pájaros
y ninguna estrella ilumina la paz.

Hay frutas en el jardín.
Una soledad golpea la cáscara
con su ardid de trueno amortiguado.
Consolidarse en los reflejos o arañar
de futuro los endecasílabos
que crecen con la libertad ametrallada.

Abro los ojos para que me digan
que el agua es un sistema
de sedes que quiere cumplir con su promesa.

Quiero partir en dos la lógica y estremecerme
en ese lodo de cascabeles que rehúsan
decirme, si querré otro eslabón de dicha,
si insistiré con la letra,
y si el alfabetismo se alargará hasta la falda de mi madre
como retrocediendo en los batallones del amor,
la carne de cañón que se resiste,
ese efecto lumínico que atraviesa las miradas.

Hay un canto que brilla en los ojos,
un hambre que reclama su dosis
hay para todos los pastores,
anfitriones, una celda para guarecerse de la vanidad
y los lazos estranguladores
quieren corromperse en mi.

La lujuria de saber escribir tu nombre
cada vez que se enzarzan la voz y su cielo
los cuatros jinetes y la melancolía.

Clémence Loonis

NO HE VISTO NADA

No se de buitres sin hambre,
incapaces de perder la costumbre
de inundar las calles de aceite.

No se de horizontes quemados,
que buscan en árboles sin frió,
un último aliento huérfano,
para robarte una palabra.

No se que quieres olvidar
que este ciego te pueda decir.

Hernán Kozak
Taller de los Sábados a las 17.00

NO HE VISTO NADA

Anoche extendí plumas de gavilán sobre la mesa
y, sin intención de volar, amanecí escalando letras
combinando sonidos de mar, como caracola
perforada en tímpanos para amor.

Escuché un silbido proveniente de tus ojos,
y de un salto, solté las amarras,
para alcanzar tonos agudos entre sueños,
brisas altaneras para la historia, templando la piel

No había lágrimas en los bolsillos
ni temblores en las vibraciones de la voz,
solo nosotros desflorando infiernos
acuartelados en las entrañas de la mirada.

Los pasos de tus besos ascendiendo mis escalas
despertaron monstruos habitados por el deseo,
ellos, siempre silenciosos, encarcelados bajo llave,
acompañan el canto ciego de la noche.

No he visto nada, ni siquiera la ajena turbulencia
que conmueve el vientre virgen de esta niña
cuando tus garras de diablo se visten de gala
y tocan, sobre mi cuerpo, una nueva canción.

Magdalena Salamanca

NO HE VISTO NADA

En un lugar del infinito
el infierno bebe de tu espejo,
el sol duele en mi retina
y descompone toda imagen.

Intenté sobornarte con mis latidos
pero el agua derramada sobre mi sed,
sólo calmó mi sed.

Enciende la luz,
que los engranajes de la muerte
no pueden ver cómo aproximan
los acordes en tu piel.

El vino adulterado por la felicidad
persigue nuestras bocas
y la copa rota, justifica la memoria.

Adrián Castaño
Sábado 16.00 hs.

martes, 24 de abril de 2012

Sábado 21 de Abril de 2012


TRABAJANDO EL DOBLE

Trabajando con el ritmo sobre las rodillas,
la eterna lentitud golpea los años.

Quiero partir y me envuelvo
en las caricias de tus manos,
en la efusión del movimiento.

Verte, miro el perfil,
los ojos estrangulados por la decisión,
y con otros ojos,
veo surgir al tiempo que se abre
para que pueda usar todas las bocanadas
y silbar mis estribillos.

Se encaminan, paralelas fúnebres y con el tallo
de la desmedida trabajo el pan, la yugular y los vientos
que quieran adiestrar mi voz.

Tengo los pretextos del aire
y la fuerza de la risa.
Vuelo sobre una medida y se esparcen
los tambores, la fulgurante fe que va hacia
ese tiempo disuelto
que provoca un abrumador volcán de disturbio.

Hay otra fe que vaga sin cesar,
más allá del trampolín que se deshace en mi
que con el cuerpo extendido
la longitud se desmaya,
lloro los extremos y no quiero volver.

Sólo tendré un pie y se hará cuerpo en cada vestido.
Levantará la voz y se dibujara el origen.

Ha atardecido, y sola en el peldaño de una ignorancia
de luces, veo brillar la belleza y contornear el balanceo
que me abraza.
Caigo, derrotada, en otra mano
para contarme una historia.

Clémence Loonis

TRABAJAR EL DOBLE

Vivir y olvidar lo que muere,
doble trabajo en un solo instante.

Vivir con los ojos inyectados
en letras, veneno inocuo
abrasando bajo la piel.

Doblar por la mitad al mensajero,
colocar su cuerpo bajo un título,
y esperar que diga, después,
una oración por nuestras almas.

Antonia Lopez

TRABAJANDO EL DOBLE

Si ves en el espejo a tu doble
rompe con ganas los obstáculos
y traspasa tu propia imagen.
Desde allí, la ambigüedad trémula
de las corneas, se hace paralela
al gesto anticipador de cualquier desafío.

Los años se retuercen en grilletes
de aislamiento fácil, la mirada huye
y el sonido de la libertad arrastra pesados pies
por el suelo, con paso firme, equidistante.

Oigo venir algunos pensamientos fugitivos,
la franqueza de sus motores,
invade los desiertos.
Son la sed inapelable de la voz del mundo,
el gentío y su barbarie rezando
en silbido, ciego,
la armonía del universo.
Reflejada en días de amplias ventanas,
me asomo, virtual, a una realidad
que parte de mí y vuelve.

Magdalena Salamanca

BLANCAS

Caminando sobre un asfalto gris
donde la caída del sol se hace humo sobre el agua,
amanece una idea revolucionaria
de impulsos y desesperación.

Escucho una palabra
que cambia todo de lugar,
y, en ese vuelco salvaje,
me doy cuenta que la vida tiene estas cosas,
cambios permanentes a través de sus palabras.

Busque oro donde no había nada,
quise subir muy alto sin saber volar,
arranque de mis ojos su mirada,
volví a los campos sagrados de la verdad.

Blancas como el cielo,
blancas sin piedad,
blancas en desencuentros,
blancas en soledad.

LEANDRO BRISCIOLI

NEGRO

Arañas de acero y de seda,
construyen sus nidos en tus vocales,
y pierden el paso de la luz,
dejando una brisa de precipicios azules,
que asustan a la oscuridad.

A penas sin fuerza,
el eco no cesa,
de masticar tus raíces,
de señalarte
con sus manos secas.

Hernán Kozak Cino

TRABAJANDO EL DOBLE

Como esa flor sin perfume
que cruza tu piel en una fragancia de viernes,
como el espejo que se posa ante los ciegos
y se pone nervioso en el último reflejo.

Haber nacido con esta sangre,
me obliga a dividir en sílabas tu nombre
y bajo esta luna, donde se destroza mi sombra,
espero nocturno que vengas a matarme.

Me velas dormido,
porque te has visto en la página
que todavía no escribí.
¡Si fueron tus manos
que inventaron a las estrellas
que nos desvistieron
en el laberinto del amor!

Escribo, como el paraíso
escribió tu ojos, trabajando el doble,
para que pudieses ver.

Adrián Castaño
Sábado 16.00 hs

miércoles, 18 de abril de 2012

Sábado 14 de abril de 2012


BLANCO

¿Dónde el blanco tiñó la explendez de mi rostro
con la opacidad de tu ciega visión de inusuales rasgos?

Sobre las chimeneas humean vidas.
Las iglesicas parecen islas en medio de la ciudad.

Kasnicov reza mientras su mujer muestra su virtuosismo
al coronel que, ya sin ropas, parece las tropas en desvandada.

En la calle el sol ilumina la sencillez de la tarde.
Discurro por las letras y mi piel toma el color del mundo.

Cruz González Cardeñosa
Taller: Sábados 17:00 h

NEGRO

Un gato negro
pasó bajo
mi escalera,
derramando,
gota a gota,
el tintero
de mi memoria.

Ahora que está
tan oscuro,
de nuevo
busco
tu luz.

Antonia Lopez

NEGROS

Negros puntos en suspensión enmarcan el infinito vuelo de la noche, anidando luciérnagas que sonríen en cada destello, embalsamado por tu piel.

Fieles al creador, que nada sabe de la impaciencia de los días,
corren una tupida estela de dolor, cuando las golondrinas regresan
de las áridas estepas, porque allí tampoco habitó la lluvia.

Negros párpados de primavera, vencidos por un sueño enloquecido, que nunca se atrevió a mirar de frente la verdad, rota entre sinfonías domésticas, esperando componer una sola palabra para que tu voz no quedase dormida, en pleno trance, al abrigo de la vida.

Paloma Benito

BLANCAS

Blancas eran las pisadas que traía el talador,
había atravesado el Himalaya con un pergamino entre sus manos
y un siglo de historia en su dorsal.

Fibras de rudeza y argollas desprendidas acompañaban su calzada,
taladros de un centenar de floraciones crujían en su pecho,
como barrenas que perfora la oruga en el tronco maduro.

La feroz civilización había acabado por esquilmar al huésped.

Ana Velasco
Taller: Sábados 16h.

NEGROS

Brotan en plena libertad tus alas de gavilán,
la noche te acompaña álgida de placeres,
como truculentos emblemas castigados entre la ruinas,
de una mirada, que se esconden tras la luna.

Desde allí, con el peso de la ignorancia abarcándolo todo,
espejeo arbustos recortados por el viento y espero tu llegada.

Cuando vengas, cuando la noche se abra
ante la perseverante fuerza de tus alas batiéndose en libertad,
los negros colores de su desnudez,
se fundirán con la mañana y tus ojos abiertos al sol,
despertarán el eco sonido del corazón.

Magdalena Salamanca

TENER COMPASION SIEMPRE FUE PERDER EL TIEMPO

Miro por una rendija desértica,
una inmortalidad que funde a negro,
despistando los fragmentos de un llanto que se seco,
abatida pulsión sin horizonte.

Rezongan tus manos
cuando el amor resulta inalcanzable,
para los hombres sin ley
que buscan imperiosamente
los vértices del mal hechos cenizas.

Dejo de lado los recuerdos
y, es ahí, donde me doy cuenta
que ese ayer que me aplasta,
se convierte en un futuro cercano,
algo relativo a las caricias,
el roce, la vida.

Tener compasión,
siempre fue perder el tiempo,
mataré a la bestia y con su piel
me haré un abrigo para guardar la luna.

LEANDRO BRISCIOLI

NEGROS

Te desabrocho los botones en un verso
y amo tu ceguera.
Con tu piel, inventé la alfombra,
donde volar, fue tu voz.

Desde tu cuerpo vi el horizonte
cambiar de color.
De un acorde roto fui hecho
y mi reverso, te enderezó.

No hubo silencio, pues aquí estamos
y solamente pido a tus manos que amanezcan.

Escribí tantas veces sobre el cielo
sin haberlo visto jamás,
para poder decir que el vuelo fue real.

Rompimos las copas en el brindis
y el licor se derramó sólo un segundo
como mi sombra en Buenos Aires.

Adrián Castaño
Sábado 16.00 hs.

martes, 17 de abril de 2012

Sábado 31 de Marzo de 2012


“TENER COMPASIÓN SIEMPRE FUE PERDER EL TIEMPO”
Cesare Pavese

Regulo los motores al ritmo de la historia.
Asemejo mi rostro al rostro de las flores
y mis oídos al deslizar discontinuo
de una vocal sobre mi piel.

Distraigo el zumbido irritante de las noches
a la intemperie y danzo un irreverente compás.

El tiempo me reclama suya
y con pasión destrono al esqueleto
dispuesto a la madera y sustituyo
la quimerica ilusión de una romanza
por los pies en la tierra y una voz.

Cruz González Cardeñosa
Taller: Sábados 17:00 h

TENER COMPASIÓN SIEMPRE FUE PASAR EL TIEMPO

Navegamos, oteando las alturas, hacia grutas clandestinas sin muros protectores,
esperando una mano soberana que pudiera redimirnos de todo pecado.

Saltando de víscera en víscera, pudimos soportar cualquier molestia del crecimiento,
a cambio de ejecutar el corte exacto en las arterias del amor.

Fue nuestro llanto suficiente para secar oleajes de nobles pináculos,
envolvente cifrada en sepia y lumbre derramada entre resonancias de la costumbre,
donde nos dimos cuenta de que tener compasión era sólo pasar el tiempo.

Palabras ensayadas, como el levante agitando las ramas, no pudieron evitar que,
en perfecto equilibrio, cayera, penetrable, la inicial de una nueva vida.

Paloma Benito

COMPADECERSE SIEMPRE FUE PERDER EL TIEMPO

Un gran río de piedras craneales,
más unidas en la muerte que en la vida,
asomaba en un desvío del camino.

Al cruzar este río, nuestras dudas
empezaban a secarse bajo el sol.

Su aridez labraba en nuestros ojos,
ahondaba hasta la raíz más profunda,
hasta el último grito del renacer.

Antonia Lopez

TENER COMPASIÓN SIEMPRE FUE PERDER EL TIEMPO

Compañero del dolor,
de ti se apiada mi cordura
y mi tibio corazón se engaña
enredado con tus lágrimas.

Por ti bostezo, unilateral,
consciente de que sufro,
sin saber que ni a ti te ayudo
ni yo consigo nada.

Porque tener compasión
siempre fue perder el tiempo,
abandono de antemano la esperanza,
la ilusión de hacer hermanos
padeciendo la misma ignorancia.

Sufre el perro su silencio
y el águila su hambre inhumana.
Sufre el gorila su tos en el pecho
y el caballo la velocidad en sus patas.

¡Seamos hombres, hagamos otra cosa!
Conversemos. Tomemos la palabra.

Ruy Henríquez
31 de marzo de 2012

TENER COMPASIÓN FUE SIEMPRE PERDER EL TIEMPO

A Carmen Salamanca por el sexto
“Nacida de un dios sin consecuencias,
elijo, para el hombre, osadía en la contienda
frente a la legendaria esclavitud de su ceguera.”

“Cielos Olvidados”

Yo la buscaba,
la buscaba indefinida.

Con boca de pez atormentado
seguía el tiempo
la atmosfera de no recordar jamás
de sepultar una a una,
las voces no escuchadas.

Desnudar firmas que buscan sus fechas,
arcos de relámpago,
donde cae lo que es amar.

Abro mi cuerpo y eres igual,
nombro tu inalcanzable sesgo,
tu águila virtual y las cárceles se agitan;
hay viento en la hermosura,
una cacofonía desplaza los territorios del amor
y no quieren rebotar,
multiplican su frenesí.

Avanzo con una fecha tumbando el papel-;
se alargan los ojos que vienen
a inundar la amplitud de tu sexo,
del hambre que no me acaricia,
que busco y se retuerce.

Clémence Loonis

BRILLOS EN LA NOCHE

Arranco un fragmento de mi puño,
tenso alguna gravedad
y doy media vuelta al vacío
para aparecer en el centro de tu verdad.

Me planto en la cima de tus pausas,
regreso al lugar que nunca estuve,
encontrando lágrimas imposibles
que hagan de mi algo imperfecto,
muy cerca del sol.

Nadie nos dijo aún
que no se podía andar montados
sobre alguna pasión descontrolada,
por eso, me inclinaré para buscar alguna
nueva experiencia que salga de muy adentro,
casi cerca de tu piel.

Cuando el día desaparece,
encuentro brillos en la noche,
flores en la noche,
y ahí, justo ahí,
la luna nos canta su mejor canción.

Leandro Briscioli

“TENER COMPASIÓN SIEMPRE FUE PERDER EL TIEMPO” Pavese

Hay nada cuando la compasión trepa, desaforadamente,
las ansias de un partir atropellado por el tiempo.

Tengo los huesos aminorados entre brumas beligerantes
de cientos de palabras que borran el eco de tu voz.

Naciste cobarde, ciega, sorda, y ahora, quieres verter tu bilis
sobre los humores de la historia sin dañar la sonrisa.

Quieres almacenar pedacitos de paciencia, apilados uno sobre otro,
al igual que los libros sacrílegos que el viejo sacerdote
esconde bajo su almohada de oraciones.

El Aconcagua nacerá de la soledad de los días,
esos días como plataformas vivientes
que flotan entre serpientes y cocodrilos.

Los arpegios de la muerte expanden sus enigmas
por frondosas selvas de misterio,
mientras verdugos adoran los desplantes de la virgen.

Hay profundidades en las cuencas de tu nombre
que prodigan pasos hacia el infinito,
hay aleteos compasivos que al despertar el alba,
guían mis pasos hacia la máquina del tiempo.

Tener compasión es perder el tiempo, me digo,
entonces abandono los hábitos,
me siento frente a ti, y escribo.

Magdalena Salamanca

TENER COMPASIÓN SIEMPRE FUE PERDER EL TIEMPO

Luego, luego vendrán los mares
ahora toca nadar.

El tiempo fue comprando en mis horas
los rasguidos del agua
y las pupilas otra vez destrozadas
por el reflejo de la lupa
con la que recorrí tu cuerpo.

En tu cintura cuelgan las nubes
que abrazamos aquella noche
y no condensa en mi imaginación.

La lluvia que no tendrá compasión de estas manos,
golpeará una y otra vez sobre los cristales
que se rompieron en mis últimos sueños,
agotando el antídoto de este nuevo amanecer.

Adrián Castaño
Sábado 16.00 hs