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lunes, 3 de octubre de 2011

Sábado 1 de octubre de 2011


El agua nos amaba

Una esperanza arrodillada
sobre la cúspide de tu cuerpo doblado,
deslizaba labios que creíamos eternos
por la estrecha ladera del viejo diván.

El agua nos amaba
hasta que comenzó a evaporarse
por cada poro de nuestras palabras,
confundieron los imanes sus extremos
y algunos átomos se arrugaron a destiempo,
borrando la forma que te sostenía.

Mil besos cayeron marchitos
en el envés de la tarde,
mientras aquella canción agonizaba
supurando destellos de menguantes lunas.

Pero antes de partir, veneré algunos versos.
Y mi goce salpicó de líquenes
el grito contenido en la corteza de tu voz.

Paloma Benito

EL AGUA NOS AMABA

Absorbidos por matices turquesas,
nuestros cuerpos abrazaron la transparencia
del líquido tamizado
por el selecto serrín de micas y cuarzos.

Hondas que andaban y desandaban en un baile arrebatado
descargaban su energía sobre dos torsos
entrelazados por el eslabón forjado con los índices.

La materia vacía de sollozos y baladros de jergones rotos
se dejaba acunar por la sinfonía atlántica,
el ojo del albatros recogió el brillo de esa balsa
flotando en la caricia del agua.

Ana Velasco
Taller: Sábados 16h.

El AGUA NOS AMABA

Llevabas tu sed envuelta
en la piel de viejas iguanas,
caminando bajo lentas nubes,
que ponían sobre tus hombros
su cuerpo atormentado.

Hay en estas fotografías
una dorada exhalación de luz,
una humedad, ligera en el aire,
inundando el corazón
de un mar que nos amaba.

Antonia López
Taller: sábados, 16 hs


EL AGUA NOS AMA



Veo el diente que no deriva tu nombre,
el sueño que advierte a la noche
que el agua ocurre en mi boca
tatuando colores y horizontes.

Con su hambre de sazón,
la belleza invita al giro de la cama
y sigue el ritmo de la muerte.

La ilusión, enmascarada en su lengua
no quiere acostar el final,
asalta la fuga y vive su catástrofe
como una piel perdiendo sus últimas eclipses.

En movimiento, invitadas por el diluvio,
sobre el borde del infinito, arranca la tierra
luces de pruebas, navajas para el amor.

Clémence Loonis


ESTO YA PASÓ

La tierra abraza mi estremecido llanto,
y me susurra al oído:
“esto ya paso”.
Vendrán otras noches,
de luces tenues y su cálido clima
cantará versos que incendien la pasión.
Y nuestro idilio tendrá otro lenguaje,
otras palabras y besos ardientes.
Y el amante extenuado quedará adormecido,
siendo testigo, el ocaso silencioso.

Montserrat Gómez Plaza


HAY QUE TOMARLOS EN SERIO


Ella se esconde en la tibia razón oxidada
que partió una noche de romances,
olvidos y silencios.

Los monstruos,
seguían durmiendo sus palabras
sin querer aparecer
en un ritmo voraz y acompasado.

No se entendía nada,
le dábamos la espalda
a la aurora que recorría
todo su canto.

Llovía,
y la humedad que se clavaba en mis manos,
no tenía explicación,
arremetía los desvíos propios
de un amanecer infinito.

Me empuja una pasión que desborda,
una rabia maldita que es incapaz de volver
y en ese movimiento sísmico,
me río de todo
y, ahí, tomo aire y me voy.

Hay que tomarlos en serio, me decían...


LEANDRO BRISCIOLI



EL AGUA NOS AMABA

Las paredes inundadas de una luz ocre,
están a punto de estallar
y caer sobre nosotros,
contagiándonos la lacra de la desesperación.

Los ojos de la gente,
sus movimientos ágiles de tristeza,
no señalan que el barco de una dirección,
anhela un cargamento de lagrimas,
para hundirnos en el puerto.

El aire, las sillas, el papel,
las nueve de la mañana y las dos de la tarde,
la maquina de café y el uniforme de día,
todo es ahora un hielo perfecto y desarmado,
que no sabe como hacer para seguir.

Hernán Kozak
Taller de los Sábados a las 17.00


EL AGUA NOS AMABA

Con gotas de una lluvia indomable
recorrí la ruta azul de tu mirada.

Las ingenuas vertientes del amor
rompen los últimos rayos de cordura.

Tu aliento aún sostiene esa nota en el infinito
empapelando a gritos desde el océano,
la partitura de tus labios.

No habrá más tiempo para los silbidos,
di en todas direcciones que resucitarás.

Mis tímpanos detonaron en silencio,
mientras salabas las veinticinco horas de ese día
con tus ojos de mar.

Ya no me quedan fuerzas para rendirme,
imagíname entre las heridas del volcán
perdido por aquel encuentro.

El agua nos sigue amando
por las húmedas palabras
abandonadas en el zodiaco de tu piel,
el barro de las tildes endurecieron en tu rostro
arremolinando sobre tu voz.

Adrián Castaño
Sábado 16.00 hs.

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