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domingo, 23 de enero de 2011

REVISTA DEL SÁBADO 22 DE ENERO DE 2011





AL REVÉS

Abro las puertas con los latidos que mañana
volveré a reconocer como propios
y en esa pequeña acción carnal del holocausto,
estallo en tu mirada para desaparecer,
partiendo desde la base de ningún lugar.

Siento que el pasado fue comiéndose
el animal que habita en ti
hasta descuartizarlo por una estúpida
embriaguez solitaria.

No lo sé,
cuando reíamos y teníamos a disposición
otros colores, otras formas en el amor,
ese cultivo imperante
germinaba palabras, estrofas y llantos.

Leandro Briscioli






LOS SOBREVIVIENTES

Aunque murmullos perdidos,
como agua entre piernas,
insisten en mi redoblada imagen,
entre el espejo y yo,
hay un abandono en suspenso.

Un enamoramiento
hasta la penúltima esperanza.

Segura residencia en lugar abierto,
frases desgarradas,
donde nadie es visible en la tierra.

Sobre arados desplazándose,
los sobrevivientes
jalean gargantas oscuras,
catecismos lunares en la mirada.

Así, mueren formas
y nadie escucha
la posición de tu máscara
atravesando
pájaros negros
junto al mar de brillantes acertijos.

Hombre de rostro claro,
vengo de infinitos asombros fantasmales.

Cuando era un anciano,
las flores renacían en mis manos
y en la alegría trasatlántica,
volvía a palpitar
un corazón,
hace siglos.

Jaime Kozak
Taller de los Sábados a las 13 hs.




BUSCADLOS

Escondida tras su sonido,
quedo la orden bailando entre cenizas.

El primero de los que no pudo llegar,
quiso encontrar lo que él creía igual,
bajo los cánticos exterminados
y las sombras del faro caído de dueño.

El que más ímpetu había puesto en el mandato,
sucumbió a las caricias de las palabras,
que ordenadas alfabéticamente,
señalaban su tumba.

Ferreiro, sin saber aún lo que sucedía,
siguió escribiendo las coordenadas del mapa,
sobre las montañas que sus ojos verían.

Hernán Kozak
Taller de los Sábados a las 17.00







BUSCADLO

Buscadlo entre las virutas,
allí se esconde la llama
de los que murieron por amor.

Fue un hombre sabio.
Papiro o verdugo de tinta fácil
multiplicado por mil,
permanece a oscuras,
escondido en el bolsillo.

Ha guardado bajo los pies un mundo.
En esa dirección, camina cual guerrero,
como si buscara refugio de sal,
hielo y miel para morir en libertad.

Buscadlo, buscadlo, él os encontrará.

Magdalena Salamanca






¡BUSCADLOS!


Fueron extendiéndose más allá del ritual
más allá de la presencia del muerto
que llora el hombre de su pupila.

Han caído en el relieve de la pena
amontonados y enfrascando cruces
meditando una melancolía cristalina.

Desde los puertos, en la hora del rubí
escaparon a la alegría vociferando
una calma rancia, talvez una vigilia.

Caminaron desde el movimiento
como una suela que busca la derrota.
“¡Normal!” gritó la boca.

Clémence Loonis
Taller Sábado 17h





BUSCADLOS

Con ellos, la vida
se puebla de historias.
Como aves migratorias,
a veces, mudan de cielo,
mas no de corazón.
Jamás ninguna tierra
podrá sepultarlos.
Buscadlos,
se hacen llamar poetas.

Antonia López




¡BUSCADLOS!

¿Dónde se perdieron:
el fuego de un amante apasionado,
el brillo en los ojos de un infante huérfano,
el carmín de unos labios no entregados,
el orgullo de un padre secuestrado de dolor?
¿Dónde se perdieron:
los pasos de esa playa estrenada al alba,
la bravura del soldado defendiendo quimeras,
el silbido de unas palabras no pronunciadas….?
¿Dónde se perdieron?
¡Buscadlos!

Ana Velasco
Taller: Sábados 15h








BUSCADLOS

Una protesta es una protesta
y el amor circula entre nosotros.

Un pan bajo el brazo
es agua si no va acompañado
de tus labios.

Después de la protesta
descansar sobre una estatua
o en los soportales de una iglesia
para que el sol no queme
lo que queda del día.

La soledad no viene a acompañarte
las tardes de los desiertos amarillos
frente al mar, solo algún barco
viene para llevarte lejos
tan lejos como el horizonte que ves.

Te digo una palabra y no me escuchas
bajo la escalera por si estuviese demasiado alto
y tus ojos siguen llegando y no paran de llegar
como si fuese imposible hacerlos modificar
de sus cuencas, como si temiesen encontrarse con el infierno.

Me pongo a tu costado y giras la cabeza
siguiendo el movimiento de los astros
y tu oído queda a la altura de mi corazón
y escuchas por primera vez un sonido humano.

Me miras y sonríes,
sonríes tristemente pero esta vez no dejas de mirarme
y de intentar una y otra vez decir lo que escuchaste.

Te sientas sobre mis pestañas y dejas que tus pies
se extiendan sobre la arena. Mueves el agua con tus manos
mientras emites gritos de admiración.

Frente a mí, pruebas una vez más un nuevo fracaso.

Caminando por la playa un hombre te pregunta por tu costado izquierdo
y tú le dices, agitando los brazos, como si saludases un barco:
Llegó, por fin, llegó.

Cruz González Cardeñosa
Taller: Sábados 17:00 h



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