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jueves, 17 de marzo de 2011

REVISTA DEL SÁBADO 12 DE MARZO DE 2011


FRÁGIL E IRREVERSIBLE

En un embudo de cristal
frágil, como un dique de azúcar,
se disuelven los castillos de arena,
que el mar vuelve desiertos.

No sé qué manos estrangulan
de manera irreversible
el paso del tiempo.

Antonia López
Talle: sábados, 16 hs





Y SI PUBLICAMOS….

FC Barcelona – Arsenal
09/03/11

Hoy quiero hablarte de esa noche,
en la que el fútbol se sentó en el estadio,
para ver como se escribía su historia.

Letras de fuego del balón al papel,
en cada giro, en cada verso,
en cada silencio disparado a las pupilas.

Gritamos el primer gol,
y cuando la alegría parecía no conocer limite,
vimos a Pep saltando como nosotros,
a Puyol latiendo como nosotros.

Este equipo nos hace ser uno y miles.
Es Messi y nos gusta que sea él,
quien mire a los ojos de los genios de otro tiempo.
Es Iniesta y su certera delicadeza en cada gesto,
es Xavi queda el pase antes de darlo.

Once que son millones,
le hablan al mundo,
de una leyenda.

Hernán Kozak
Taller de los Sábados a las 17.00





La primera vez

Sin el más leve apremio
acomodan al pobre invierno
dejándole un sitiecito
al lado.
Urgido de socorros
lo arropan.
El lecho
desvencijado
acoge.
Ella
escanciada por los desencuentros
odia los abruptos aguaceros.
Teme de los surtidores en las madrugadas.
Las ansias le andan a la luz del sol.
La aturden.
El
sin el más leve apremio
se lustra los ojos
extendiendo
la dimensión de lo privado.
A pie firme
vibra.
El aire
entero
canta.
Resuena.
Ya no hay sitiecito
para el pobre invierno.
Tenaz es la firmeza
en los arribos.
Rebozan
las vueltas del inicio.
En sus roscas
los minutos ríen
relumbran.
Los dedos hacen huéspedes.
En el retorno
dudan de abrir los párpados.
Con suspiros

cortamos el presente.

El silencio

galante

echa la llave

y se nos posa en los hombros.

Juan Francisco González-Díaz





CUANDO LA TARDE SE DETIENE

Entre tímpanos alucinados,
levanto el ritmo
cuando la tarde se detiene.

Y el oráculo
pregunta por rastros abandonados
que dejé en un recodo,
cautivo de libertad.

Le respondo:
rastreo la flor urbana,
alcanzable en la madrugada
cautiva de mis ojos, inmensos
como el mar de los Sargazos
y el desierto
donde florece la orquídea salvaje,
crecida sin piedad
en las cercanías
de ciudades muertas.

Aquellas
en que los forenses
no dieron
con la fórmula de los males
y terminaron
en tumultos,
viejas melodías,
de almas
que enmudecieron.

En ese trance,
abandono el océano,
suelto inquietudes
y cierta guardarropia,
bajo la cual
nadie me busca
o me reconoce.

Jaime Kozak
Taller de los Sábados a las 13 hs.




Y lo Publicamos

¿Y si, como dice Mayakovski,
nos diésemos vuelta por completo
como un guante, y fuésemos todo labios..?
¿Y si hacemos el amor con las estrellas,
como dice Menassa: todos juntos, nosotros tres,
y las estrellas...?
...Si sellamos lo íntimo en un poema
y lo hacemos público; si saltamos
un lugar en el transcurso del tiempo
y lo hacemos época; si olvidamos
lo que hemos olvidado y lo presentamos
pasado, al futuro ajeno...
Otros ojos nos verán con otros ojos,
¡miremos con ellos más allá de lo dicho!
Como si nuestra boca fuese más.

Kepa Ríos Alday
Taller de los Sábados a las 17.00







Y LO PUBLICAMOS

Corríamos por los caminos abiertos del otoño.
Nuestra juventud crecía a cada paso
y nuestras voces conjuraban las sombras
desplegando la luz en todos los rincones.
Éramos como radiantes pájaros cruzando
de lado a lado el horizonte.

Veníamos desde la oscuridad, desde el hambre,
desde lo que no tiene nombre.

Golpes en el fondo de la tierra, ciegos temblores,
anunciaban que ya era el tiempo de hacerse letra,
tinta en los renglones de un cuaderno,
dura materia que perdura en el tiempo,
desgarrado corazón,
atónita saliva circulando en los hombres venideros.

Ruy Henríquez






Y LO PUBLICAMOS


Miles de muertos se anuncian,

como si lo natural del hombre, fuera morir.


Busquemos al verdugo

que nace en cada ventrílocuo

para imitar la verdad del que muere.


¿Son sus artes los clásicos más vendidos?

o quizá ¿es la ceguera una cualidad de lo muerto?


Nadie ve, nadie escucha a nadie,

todos mueren cuando la soledad les llama.


Más y más y más, cada día son más

los acorralados en su propia descomposición,

sí, más los que sin alma vagan al son naciente de sí mismos

ritmo constante y sordo que tenazmente absorbe sus mente

para acompañarlos en su último desfile ¿Y si lo publicamos?



Magdalena Salamanca

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