Contador

lunes, 31 de octubre de 2011

Sábado 29 de octubre de 2011


LAS AVES TIENEN EL AIRE LLENO DE MEMORIAS

Salgo a caminar entre palabras azotadas por la tormenta,
saludo sin afán de contradicción
a las aves que a veces fingen no conocerme.
Compro en el mercado de guantes disecados
un ramo de flores
y una lapida que pregunta por el próximo nombre.
Así paso las tardes,
como alguien que tiene un collar de latidos
en lugar de manos de oxido,
o las pupilas ensangrentadas
casi sin dirección aparente.
Me reinvento, te hablo,
vuelvo a esa tierra en la que nunca estuve,
y abro tus piernas amando el futuro entre nosotros.

Hernán Kozak
Taller de los Sábados a las 17.00

El fuego que arrebata

Donde la furia golpea mis sienes
sembraste de dolor las fragancias,
condenando sus pétalos arrodillados
al pie de una imagen, perdida en su reverencia.

Cómo tejer, Amor, con madejas de ebrios nudos
fugaces sombras de luz inclinada
para avivar ese fuego que arrebata,
besos como lavas, el perfil en movimiento,
un eclipse infinito que no sabe
de verdades caídas con la lluvia.

Abrazando estériles estrellas,
una nueva soledad cubrirá los deseos
para que hoy no me escuches sin partirte.

Como cuerda enloquecida
en el canto de una palabra,
antes de rozar el aire, seré siempre viva,
bajo el sol y su escarcha.

Paloma Benito


EL FUEGO QUE ARREBATA

Dejaré de escribir deprisa,
como ese fuego que arrebata por doquier,
la calma será el pergamino,
donde los versos creen doctrina.

Y esa mágica instancia escondida en mi alma,
satisfecha,
aprenderá a escribir,
con el llanto plata que presencia el estado de sitio de mi constitución.

Ya no tipificaremos conductas,
por que el verso todo lo puede,
todo lo imagina,
y hace estallar en momento de goce,
aunque sólo sea un instante.
Poesía magistrada del alma,
esa es tu jurisprudencia,
tu ley es humanizar.
Montserrat Gómez Plaza

EL FUEGO QUE ARREBATA

Cuando ningún viento
aviva las palabras,
en mis ojos se queman
los restos de tu piel.

Es el fuego que arrebata
tus promesas de mis manos
el que me abraza.

Antonia López

SIEMPRE SE NACE DE QUERERLO


Dentro del mirador,
ocurrió la escena de los patíbulos.
Manos para hablarle de ti,
trucos para salvarle a él
y cada vez se ensimismaba
aquella gente
aquella luz
donde retumbaban las flores.

Con los retoños del amanecer
franqueaban la alegría.

Varios sueños se afligían
por volar tan cerca,
querer iluminar la desnudez
con ásperas ilusiones
pero la invocación era tierna vida,
pasión de mirada en tus ojos vencidos.

Ay, el rojo canturrea su fiesta
y nace en el tiempo
de la buena muerte,
inagotable en su decir
en su férrea mandíbula
apóstrofo del rumor
donde pende el último sol.

Clémence Loonis

La primera soledad se siente en ellos

Si te alcanzara con mis sueños
y pudiera recorrerte hacia mí,
sintiendo tu cuerpo
como un acordeón de luces,
estandartes gritando libertad
y oyera emergentes sonidos
huir lentamente del abismo
circular de tus ojos
hacia el ácido desierto,
terminaría, en tus besos, con la muerte.

Si contuviera el aullido de tu vientre
cuando desde el borde de la página
exalta su caída a los infiernos,
coronado de siemprevivas
que perfuman la noche
y roen su espalda acuchillada,
mientras veo girar horas caducadas
que estallan como pasos de gigante
cuando en ellos se siente,
nacería, de nuevo, a la primera soledad.

Magdalena Salamanca

MIRADAS INQUIETANTES


Lo fugaz que rompe un desvío,
arranca tempestades nocturnas
donde las musas y sus acrobacias,
destellan fragmentos infinitos,
algo del sabor de tu piel.

Por eso, tomo vuelo
para aparecer en escena
con todas las luces
y, en esa paridad,
al mundo entre mis manos.

Se clava en mí un azul profundo
que revoluciona mis sentidos
y hace que los dioses de la canción,
caigan sobre mi para crearte
entre palabras.

Un trago de licor me obliga a recordar
cuando tus mañanas y mis tardes
se fundían como una tónica mortal
con olor de miradas inquietantes.

Y buscando alguna conclusión,
me doy cuenta que sin tus curvas,
estas líneas serian imposibles.


Leandro Briscioli

NUESTRO PATRIMONIO
Nuestro patrimonio es un abecedario,
amar desde la infancia,
balcones vestidos de geranios,
carlinas en las puertas,
chavales en las calles,
dientes que no rechinan por el grito del viento,
espadas destapadas,
fábricas de palabras para unir desacuerdos,
gentes en las tabernas echando un mus en justa,
haciendas tuteladas por músicos y orfebres,
infinitos borrados por un guante templado.

Jubilados tejiendo bufandas de cordura,
kilómetros de vidas puestas en sepulturas,
libertad conquistada con floretes de ley.

Llantos reservados para la ternura,
manos enlazadas construyendo linaje
normas para brindar el pacto de los pueblos,
ñoñeces esparcidas en cuentos de figurillas,
objetivos ardientes en letras de futuro,
pasiones derramadas por trocar aptitudes.

Quebradas reforzadas con argamasa de un siglo,
ritos perecederos que aún tienen sentido,
semillas cosechadas tras verdes primaveras,
tiempos escritos en renglones de mica,
umbrales alcanzados por voces de poetas,
valores enfrentados por un Ave María,
what, who, where, was, within,…
xilografías de estirpe que cualquier fuego arrebata,
yermos sacrificios,
zurcido de culturas con un rabioso hilo.

Nuestro patrimonio es esa estela que deja una paloma en busca del olivo.
Ana Velasco
Taller: Sábados 16 h.

EL FUEGO QUE ARREBATA

Con esa horca que repetía
una y otra vez la misma cabeza,
por error, golpearon mi frente
con el ataúd de los versos.

Les enseñé a mentir
y creyeron que sobrevivirían
a los latidos del poema.
Nada cambia pero todo es distinto.

Si no fueran tus manos las que me sujetan,
el fuego sería mi sombra,
late en un costado de mi cuerpo, tu cuerpo
y los fantasmas rozan cada noche la misma canción.

Espero por tu agilidad irreverente,
por un siglo de movimientos
atado a la guitarra que te nombra y te nombra
como si fueras la única cuerda de este viaje.

Adrián Castaño
Sábado 16.00 hs

No hay comentarios:

Publicar un comentario